lunes, 19 de enero de 2009

Historia Clínica Nº2: Habitación 303


Son varios los días que llevo internado en este hospital, yo me siento bastante bien, pero mi Doctor prefiere que mis condiciones sean de un 100%, al parecer tiene un temor a una re-caída sin previo aviso, realmente no entiendo el por que mantenerme encerrado. Se lo pregunte a una de las enfermeras, una mujer de edad con el pelo tomado que le decían Lola, y con una cara de preocupación me explico la situación, -“Hace unos meses, el Dr. Chávez tuvo un paciente el cual murió por una razón totalmente ajena a la medicina, y desde entonces vive con ese miedo, quiere cuidar a sus pacientes mas allá de lo físico.” Que mala suerte, pensé, estaré aquí por un largo periodo.


Ya son varias las semanas desde que estoy trabajando en este hospital, en un comienzo se hizo bastante complejo y duro debido al bajo sueldo que tiene una enfermera. Pero aun así, los Doctores son bastante ingenuos, son bastante idiotas, con una simple mirada, un simple roce y terminando con una tarde de sexo en la cama de los pacientes, puedo conseguir bastante dinero para sobrevivir y tener las cosas que siempre quise, me da risa de mis colegas, se preguntan como puedo llegar en auto al hospital, son todas unas inútiles.


-“Francisca, te llaman del Lobby”-Me gritaba Lola del otro pasillo.

-“Voy enseguida”- Conteste con una sonrisa fingida.


Al llegar ahí, me informaron del cambio de paciente, un tal Eduardo que se recuperaba en la habitación 303, como era los últimos días de Lola, estaban repartiendo sus pacientes, para que estos se acostumbraran a la ausencia de ella. Me preguntaba que clase de paciente seria, algún anciano millonario, algún niño o un joven promiscuo, simplemente al abrir esa puerta lo sabría.

Y la puerta se abrió, el miro rápidamente quien entraba y ella busco a quien seria su paciente, sus ojos se encontraron rápidamente y ninguno de los dos supo que decir, el quedo sorprendido por la belleza y ternura que irradiaba su nueva encargada, y ella quedo sin palabras al pensar que le podía gustar un simple paciente.


-“Hola, soy tu nueva enfermera, mi nombre es Francisca y puedes llamarme Fran, estaré para lo que necesites, ¿OK?” – Terminando con una leve sonrisa.

-“Gracias, yo me llamo Eduardo, bueno… deberías ya saberlo por la ficha medica que te entregaron, jejeje y bueno…”-Se sonrojaba cada vez mas y le costaba hablar.


Y solo basto ese saludo, esa presentación para que se fueran enamorando el uno del otro, en diferentes grados y de diferentes maneras. Los primeros días fueron simples saludos amistosos, los siguientes fueron saludos con un beso tierno en la mejilla y después de unos meses se dieron el primer beso el cual llevaba un toque de amor. Para ella era algo inusual, para el era algo espectacular, para ella era algo fuera de lo normal, para el era algo por que luchar.


Son varios los meses que llevo internado acá, el Doctor Chávez me ha permitido quedarme a pesar de que mi enfermedad se haya curado hace unas semanas atrás, aunque este pagando una fortuna, me quedare hasta que todo quede mas claro y pueda levantarme con ella, para no volver a este hospital.

Talvez fue el regalo de Lola antes de retirarse, en dejarme conocer a Francisca, un regalo que me ha ayudado a combatir el 100% de mi enfermedad. Tengo que llamarla para contarle todo lo que pretendo realizar.

Ya es más de un año que llevo trabajando en este hospital, hace unos días tuve que realizarme un aborto debido a que uno de esos estúpidos doctores no uso condón y quede embarazada. Pero esa es una de las ventajas de trabajar en este lugar, aparte del dinero. Esa Lola me ha encargado un paciente complicado, talvez ella sabia lo que iba a suceder, talvez ella se había enterado de mis actividades y se río de mi haciéndome esto, realmente no puedo creer que este pensando tanto en un paciente, un simple paciente. No tengo ganas de verlo hoy.


Mientras el la llamaba con un botón y esperaba atento a que se abriera la puerta, ella se iba a la habitación 405, mientras un doctor la esperaba. Mientras ella le quitaba el pantalón, el se preguntaba que cara pondría al saber de su amor. Mientras el miraba por la ventana soñando en un futuro mejor, ella se quitaba la blusa y el calzón, mientras ella se encamaba y gemía de placer, él se preguntaba cada minuto cómo se iba a declarar.

Ya había pasado más de una hora, y se empezó a preocupar, talvez la despidieron y no menciono nada, talvez tuvo un accidente y esta postrada en una cama. Se apresuro en salir de su cuarto y se encontró con una sorpresa, Lola había regresado, con ojos llorosos pedía perdón por lo que le había hecho y le contó la verdad, cada palabra, cada relato de su amada lo hacia mas horrible, lo que tanto había soñado, era una mentira.


Al terminar su trabajo adicional, el doctor del cual pudo saciar sus necesidades de dinero, le comentó que Lola pasó a saludar a sus pacientes. Al escuchar esto, Francisca simplemente quedo pálida, un miedo de que se supiera la verdad sobre su trabajo adicional en el hospital podría quedar al descubierto y perder a Eduardo para siempre. Simplemente se coloco la bata y dejo su rompa interior tirada, no le importo limpiar ni sacarse el sudor, solo corría para evitar que ella llegara ante él.

Y la llamada que tanto hacia el se hizo realidad, se abrió la habitación 303 rápidamente y una joven enfermera sudada entro con temor de encontrarse con el paciente que tenia que cuidar, el la miro fijamente y se paro frente a ella.

-“¿Tu eres mi nueva enfermera?- Le pregunto suavemente

Al escuchar esto ella se queda sin palabras y cayó arrodillada, no sabia que decir y el volvió a preguntar.

-“¿Tu eres mi nueva enfermera?

-“Creo que lo soy”

Sola y con lágrimas quedo frente a su paciente. Decepcionado y triste quedo de pie frente a su enfermera. En aquella habitación no quedaban recuerdos ni memorias, era el primer encuentro de dos jóvenes que simplemente existían.

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