jueves, 22 de enero de 2009

Historia Clínica Nº3: Deja Vu


Realmente me esta cansando esto, el no poder levantarme y decir que quiero cambiar la rutina, al menos, que me dejen ir por otro pasillo o por ultimo que me avisen que es lo que realizaremos para mis mejoras. Mi día a día siempre es el mismo, al estar completamente paralizado creen que es sacarme las sabanas y que esa fuerte luz penetre mis párpados, cubrirme el rostro con una toalla húmeda y cambiarme de habitación, siempre el doctor es considerado dejándome un espacio para mirar hacia la ventana mientras nos dirigimos a mi análisis diario.


Al llegar siempre encuentro rostros nuevos, bastante jóvenes como para ser doctores reales, pero creo que son la elite de las nuevas generaciones que vienen a ver mi extraño caso. Siempre me operan para descubrir mi mal, me inyectan mi suero para mantenerme bien y así yo poder tener una vida plena en mi hogar.


Ha pasado bastante poco de mi intervención y nuevamente me sacan a pasear, pero lo que siempre me he preguntado es sobre el cámbiante clima de esta ciudad, hoy llueve horriblemente y ayer había un hermoso día soleado. A veces los árboles están muertos por el otoño, y tan solo en unos minutos están llenos de vida nuevamente. Quiero levantarme y ver ese cambio extraordinario con mis propios ojos, pero aun no tengo la suficiente fuerza como para realizarlo. Solo tengo que esperar.


Estoy algo cansado de mis intervenciones, ya me han tratado millones de doctores , pero siempre buscan en el mismo lugar y no encuentran nada. Hoy simplemente se me visito un grupo menor, una joven empezó a vomitar al verme – ¿Tan horrible será mi caso?- pensé por un minuto. En unos instantes se desmayo y todos se asustaron, trataba de gritar preguntando que pasaba, mi doctor dirigió la vista hacia mi rápidamente. -¡Me escucho!- Me dije euforicamente. Fue junto a mi y mientras suturaba mi estomago, movió los labios como si diera una orden a los demás, pero no tiene sentido lo que pudo informar.


Desde ese día, no hubieron mas visitas para mi caso. Me sacaban para administrarme el suero de siempre y sin decir nada se marchaban al poco rato. Me mantenían vivo por alguna razón, yo simplemente quiero que me dejen morir, solo pensar en las palabras del Doctor hacen que no quiera seguir aquí, esas palabras que parecían decir -La clase llego a su fin-

lunes, 19 de enero de 2009

Historia Clínica Nº2: Habitación 303


Son varios los días que llevo internado en este hospital, yo me siento bastante bien, pero mi Doctor prefiere que mis condiciones sean de un 100%, al parecer tiene un temor a una re-caída sin previo aviso, realmente no entiendo el por que mantenerme encerrado. Se lo pregunte a una de las enfermeras, una mujer de edad con el pelo tomado que le decían Lola, y con una cara de preocupación me explico la situación, -“Hace unos meses, el Dr. Chávez tuvo un paciente el cual murió por una razón totalmente ajena a la medicina, y desde entonces vive con ese miedo, quiere cuidar a sus pacientes mas allá de lo físico.” Que mala suerte, pensé, estaré aquí por un largo periodo.


Ya son varias las semanas desde que estoy trabajando en este hospital, en un comienzo se hizo bastante complejo y duro debido al bajo sueldo que tiene una enfermera. Pero aun así, los Doctores son bastante ingenuos, son bastante idiotas, con una simple mirada, un simple roce y terminando con una tarde de sexo en la cama de los pacientes, puedo conseguir bastante dinero para sobrevivir y tener las cosas que siempre quise, me da risa de mis colegas, se preguntan como puedo llegar en auto al hospital, son todas unas inútiles.


-“Francisca, te llaman del Lobby”-Me gritaba Lola del otro pasillo.

-“Voy enseguida”- Conteste con una sonrisa fingida.


Al llegar ahí, me informaron del cambio de paciente, un tal Eduardo que se recuperaba en la habitación 303, como era los últimos días de Lola, estaban repartiendo sus pacientes, para que estos se acostumbraran a la ausencia de ella. Me preguntaba que clase de paciente seria, algún anciano millonario, algún niño o un joven promiscuo, simplemente al abrir esa puerta lo sabría.

Y la puerta se abrió, el miro rápidamente quien entraba y ella busco a quien seria su paciente, sus ojos se encontraron rápidamente y ninguno de los dos supo que decir, el quedo sorprendido por la belleza y ternura que irradiaba su nueva encargada, y ella quedo sin palabras al pensar que le podía gustar un simple paciente.


-“Hola, soy tu nueva enfermera, mi nombre es Francisca y puedes llamarme Fran, estaré para lo que necesites, ¿OK?” – Terminando con una leve sonrisa.

-“Gracias, yo me llamo Eduardo, bueno… deberías ya saberlo por la ficha medica que te entregaron, jejeje y bueno…”-Se sonrojaba cada vez mas y le costaba hablar.


Y solo basto ese saludo, esa presentación para que se fueran enamorando el uno del otro, en diferentes grados y de diferentes maneras. Los primeros días fueron simples saludos amistosos, los siguientes fueron saludos con un beso tierno en la mejilla y después de unos meses se dieron el primer beso el cual llevaba un toque de amor. Para ella era algo inusual, para el era algo espectacular, para ella era algo fuera de lo normal, para el era algo por que luchar.


Son varios los meses que llevo internado acá, el Doctor Chávez me ha permitido quedarme a pesar de que mi enfermedad se haya curado hace unas semanas atrás, aunque este pagando una fortuna, me quedare hasta que todo quede mas claro y pueda levantarme con ella, para no volver a este hospital.

Talvez fue el regalo de Lola antes de retirarse, en dejarme conocer a Francisca, un regalo que me ha ayudado a combatir el 100% de mi enfermedad. Tengo que llamarla para contarle todo lo que pretendo realizar.

Ya es más de un año que llevo trabajando en este hospital, hace unos días tuve que realizarme un aborto debido a que uno de esos estúpidos doctores no uso condón y quede embarazada. Pero esa es una de las ventajas de trabajar en este lugar, aparte del dinero. Esa Lola me ha encargado un paciente complicado, talvez ella sabia lo que iba a suceder, talvez ella se había enterado de mis actividades y se río de mi haciéndome esto, realmente no puedo creer que este pensando tanto en un paciente, un simple paciente. No tengo ganas de verlo hoy.


Mientras el la llamaba con un botón y esperaba atento a que se abriera la puerta, ella se iba a la habitación 405, mientras un doctor la esperaba. Mientras ella le quitaba el pantalón, el se preguntaba que cara pondría al saber de su amor. Mientras el miraba por la ventana soñando en un futuro mejor, ella se quitaba la blusa y el calzón, mientras ella se encamaba y gemía de placer, él se preguntaba cada minuto cómo se iba a declarar.

Ya había pasado más de una hora, y se empezó a preocupar, talvez la despidieron y no menciono nada, talvez tuvo un accidente y esta postrada en una cama. Se apresuro en salir de su cuarto y se encontró con una sorpresa, Lola había regresado, con ojos llorosos pedía perdón por lo que le había hecho y le contó la verdad, cada palabra, cada relato de su amada lo hacia mas horrible, lo que tanto había soñado, era una mentira.


Al terminar su trabajo adicional, el doctor del cual pudo saciar sus necesidades de dinero, le comentó que Lola pasó a saludar a sus pacientes. Al escuchar esto, Francisca simplemente quedo pálida, un miedo de que se supiera la verdad sobre su trabajo adicional en el hospital podría quedar al descubierto y perder a Eduardo para siempre. Simplemente se coloco la bata y dejo su rompa interior tirada, no le importo limpiar ni sacarse el sudor, solo corría para evitar que ella llegara ante él.

Y la llamada que tanto hacia el se hizo realidad, se abrió la habitación 303 rápidamente y una joven enfermera sudada entro con temor de encontrarse con el paciente que tenia que cuidar, el la miro fijamente y se paro frente a ella.

-“¿Tu eres mi nueva enfermera?- Le pregunto suavemente

Al escuchar esto ella se queda sin palabras y cayó arrodillada, no sabia que decir y el volvió a preguntar.

-“¿Tu eres mi nueva enfermera?

-“Creo que lo soy”

Sola y con lágrimas quedo frente a su paciente. Decepcionado y triste quedo de pie frente a su enfermera. En aquella habitación no quedaban recuerdos ni memorias, era el primer encuentro de dos jóvenes que simplemente existían.

Historia Clínica Nº1: ¡Urgencia!


De un momento a otro todos quedan paralizados, me miran con unos ojos de terror, todos se preguntan por que no cumplí con lo “acordado”, quisiera saber el por que no lo hice… tal vez me estoy aburriendo un poco de lo habitual
Era mi primer mes con mi nuevo joven paciente, alguien sin sueños, alguien que mencionaba cada vez que me veía que no perdiera mi tiempo con alguien sin futuro. “Sin futuro, es mas joven que yo, tiene mejor cuerpo y por lo que dicen sus padres es un excelente estudiante”. Tenia una petición extraña, siempre quería que tocara su pecho y me dijera que sentía, como buen profesional simplemente encontraba su respiración y sus latidos, le decía con estas mismas palabras –“Tienes una perfecta condición, pronto te iras como si nada” Pero su mirada se veía cada día mas apagada, como si algo inesperado fuera a suceder.

¡Doctor Cortez, se le solicita en la sala de urgencias!
¡Doctor Cortez, se le solicita INMEDIATAMENTE en la sala de urgencias!

Antes de llegar pensaba que clase de operación me tendría que enfrentar, tal vez un accidente de transito, tal vez un intento de suicidio, pero al llegar me di cuenta que estaba totalmente equivocado. Era mi joven paciente, el que pronto le dije que saldría de alta, con ataques respiratorios, con su piel pálida, sangrando por el recto pero lo que mas me impactaba es que sus ojos que cada día veía mas apagados, estaban clavados en los míos, como si me gritara “Este es tu momento de entender”.

Luego de una hora de intervenciones, aun seguía sin respuesta, sus latidos eran mas rápidos y fuertes, su hemorragia no se detenía, sus ojos no se alejaban de mi –“Deja de mirarme, deja de mirarme” pensaba en cada segundo, pero sus ojos se llenaban cada vez mas de esa energía perdida. En ese momento sentí una calidez dentro de mi pecho, una ligera conexión, un ligero mensaje. Procedí a realizar una incisión en el pecho del joven, todos me miraban extrañados, le arranca el esternón, le separe las costillas desesperado y lo vi. Toda la esencia, toda la vida concentrada en unos fuertes golpes, mientras mis colegas llamaban a seguridad y las enfermeras corrían o se desmayaban, yo lo tome con mis manos y me arrodille. Ese era su mensaje hacia mí, comprender que va más allá del sistema, va más allá de lo habitual y va por encima de lo racional. Debes tenerlo en tus manos para sentirlo, debes tenerlo cerca de ti para entenderlo. Por que es mas que un simple músculo, mas que una simple asociación a un sentimiento, es la expresión de tu esencia que le grita a los sordos “¡Escúchame!”, con un simple y ridículo sonido, un sonido que lo relatamos como “Tun….Tun...”.

domingo, 18 de enero de 2009

Bienvenidos al Hospital

Les agradezco su preferencia del cuidado de sus enfermos en nuestro hospital, yo como el Director les doy la mas cordial bienvenida al recinto. Simplemente acomodense, observen y disfruten del tranquilo lugar al cual han llegado. Esperamos que se den cuenta de lo interesante que puede llegar a ser este hospital, porque por lo que a mi respecta, lo veo como un infierno mas.

Asi se abren las puertas para ustedes y se llevaran nuestros momentos.
Simplemente se llevaran nuestra escencia.